Mauricio Leiva Cock

Aquí Vivió y Murió Espíritu Perdomo

Mauricio Leiva Cock

Colombia


mauricio@fideliofilms.com

Ha participado en el Buenos Aires Talents, el Talent Lab del Festival

Internacional de Cine de Toronto (TIFF), la residencia de guionistas

Talent Exchange de la dFFb Berlín, el Bolivia Lab y el Cine Qua Non Lab. Su

guión de largometraje Aquí vivió y murió Espíritu Perdomo recibió el premio

Faculty Honors de la Universidad de Columbia, participó en ScriptConnect

NYC & LA y fue el único guión latinoamericano en llegar a los Cuarto de Final

del Academy Nicholl Fellowships in Screenwriting, competencia de guiones

inéditos de los OSCAR.

Además de su trabajo como director y escritor, ha editado los proyectos

Mambo Cool – selección oficial FIDMarseille, Viennale, Mar del Plata, Cartagena

e Indielisboa, Los Retratos, ganador del Premio del Jurado en Locarno

y ganador del premio Macondo, y Perfidia, selección oficial del Festival de

Cine de San Sebastián, Kurstendorf, Woodstock y ganador del Premio a Mejor

Corto Mexicano en el Festival de Cine de Guanajuato..

Actualmente, se encuentra en post- producción de los_kaotiKos, proyecto

ganador del estímulo para realización de cortometrajes del FDC. También

está escribiendo la adaptación cinematográfica de la novela grafica colombiana

Zambo Dende, la cual será producida por 7glab en el 2015.

Mauricio es fundador del colectivo internacional Fidelio Films, productores

de 13 cortometrajes y un largometraje, y ganadores del premio OSCAR

a Mejor Corto Estudiantil en el 2012 y en el 2013. Copenhagen, el primer

largo producido por el colectivo fue ganador del Premio de la Audiencia en

Slamdance y se estreno en salas de Estados Unidos en Octubre 3 del 2014.

Sinopsis

Después del asesinato de su jefe y único amigo, Espíritu Perdomo es
nombrado sepulturero oficial de Chaparral, Tolima, un pueblo sumido en
el conflicto armado. Debido a la violencia en el pueblo, el viejo decide
mudarse dentro del cementerio, encontrando hogar en un nicho vacío.
Protegido por las grises paredes del camposanto comienza a relacionarse 

con los cadáveres que entierra, charlando esporádicamente con ellos. Pero
después del difícil y emocional entierro de Jesús Misael, un niño desposeído
que encuentra flotando boca abajo por las tibias aguas del rio, Espíritu
empieza a ver a los muertos como si estuvieran vivos.
Nuestro héroe entonces crea una sociedad de los muertos, en donde se
siente amado y protegido; por fin, el viejo siente que pertenece a algo,
siente que tiene un hogar y una familia, se siente feliz. La vida es tan alegre
que inclusive conoce a una mujer viva que con su amor le da una prueba de
la vida que nunca ha vivido.
Sin embargo, la incesante violencia afuera del cementerio parece no tener
fin, y éste se convierte en el lugar más visitado de la región, tanto por vivos
como por muertos. Esto afecta a los habitantes del camposanto; de tanto
muerto que se entierra se está acabando el espacio. Y lo peor es que parece
no haber solución; los vivos, en vida, están en una constante búsqueda de
la muerte.
Cual tragedia griega, la vida (o los dioses, o todos juntos…) le quita lo
poco que tiene al viejo Espíritu, dejándolo ad portas del único lugar que ha
llamado su hogar, un pequeño nicho dentro del cementerio municipal de
Chaparral.